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Otro cumpleaños, tía Tere


Mi tía Tere en uno de sus últimos cumpleaños.
Detrás de ella uno de los libreros con sus libros.
H
oy es el cumpleaños María Teresa, mi tía más querida, mi tía Tere, quien hace 2 años falleció, víctima de esta revolcada llamada COVID19.

Mi tía es el motivo porque me interesa la música, la lectura, la historia y fue ella quien me introdujo en cierta manera al arte a través de los libros que ella atesoraba: enciclopedias, novelas clásicas, libros de historia y discos de música de vinilos LP. La sala de casa de mi abuela fue uno de mis lugares favoritos desde que llegaba de la escuela, luego de hacer la tarea, me tiraba en el sillón individual y leía mis historietas, y conforme avanzaba, me gustaba consultar las enciclopedias para consultar y/o corroborar algunas cosas que me interesaran de la lectura. Por ejemplo, una de mis historias favoritas fue de una especie de cómic acerca de la novela de Miguel (Michel) Strogoff de Julio Verne, con la que mi imaginación volaba a tan remotos lugares de la Rusia zarista, mientras simultáneamente escuchaba uno de sus discos que más disfruté, el del Mandolin’ Club de Paris - A Través de Rusia, el cual era para mi como la banda sonora de mi historieta. De igual manera, en la enciclopedia Quillet, también propiedad de mi tía, buscaba qué era el hidromiel, dónde quedaba Tomsk e Irkutsk, quienes eran los tártaros y así todo lo que me llamaba la atención y desconocía. Fue de este modo que pasaba las tardes antes de salir a jugar con mis amigos, quienes se deleitaban de estas historias que luego les contaba mientras jugábamos. 

Muchos de mis historietas, con el tiempo, los descuidos y algunas mudanzas se fueron perdiendo, sin embargo mi madre un día me obsequió una colección de libros con las novelas clásicas de varios autores, entre ellos, Julio Verne. Pasó el tiempo y esos libros de mi tía, por alguna razón, también fueron desapareciendo de su librero, no sé si los obsequió o los vendió, pues le daba por deshacerse de aquello que le parecía obsoleto.

Gracias a esas lecturas y la memoria pues no se olvida fácil lo que nos gusta, que cuando visitaba a mi tía, no faltaba una referencia a aquellos recuerdos de esos libros que fueron parte de mi aprendizaje. Me fascinaba ir a platicar con ella acerca de las experiencias que iba teniendo en la adultez, la docencia y la fotografía, y me encantaba que ella me diera su parecer, pues siempre tenía un consejo o sugerencia, además de platicar anécdotas respecto a mi abuela.

Mi tía desde hace unas décadas comenzó a padecer Lupus y posteriormente EPOC, por lo que cuando llegó la pandemia debió tener muchos más cuidados ante su vulnerabilidad. Sin embargo, siempre antepuso el bienestar de sus hermanos al de ella misma; cuidaba a mi tío Beto y aún en pandemia le acompañaba a sus citas al IMSS.

Unas semanas antes de que enfermara, platicaba con ella por teléfono acerca de cómo le agradecía que me hubiera contagiado en mi infancia, de la afición por la filatelia, la cual abandoné por tiempo, pero en el encierro encontré un álbum y le encontré utilidad. Platiqué de proyectos respecto a memoria e identidad y le decía que no se deshiciera de álbumes de fotos familiares pues pronto pretendía trabajar con material de ellos, más era demasiado tarde, ya había regalado de estos meses antes. 

Le decía que quería hacer unas foto a ella, a mi tía Coco y a mi tío Beto, pues fueron de los tíos más cercanos en mi infancia y toda la vida. Nunca imaginé que días después serían los últimos en que les vería; en un descuido se contagiaron de algún modo de COVID19. Tere y Beto presentaron los síntomas y en un par de días empeoraron y en menos de una semana fallecieron, sólo mi tía Coco quien fue la última en presentar síntomas, milagrosamente sobrevivió, no la contábamos pero luego de semanas bajo tratamiento y supervisión se recuperó. Pasaron meses en que volviera a visitar su casa, desde entonces más que nunca, ver el librero con algunos de los libros de mi tía Tere inmediatamente me remontan a mi infancia, viniendo a mi sonidos de Chopin, Tchaikovsky, Concierto de Aranjuez, Dolores Pradera, Richard Claiderman, Ray Conniff, por mencionar entre muchos otros con los que también la recuerdo.

Mi tía, en una visita a su casa en 2019.
Sin duda mi tía Tere sería el último eslabón que me acercaba a mi abue, no por el lazo de sangre, sino en el sentido de con quien platicar acerca de las anécdotas, historias de la familia y no se diga de las lecturas, además de recordarme episodios de mi infancia, que inmediatamente me regresaba a las bellas experiencias con mi abuela Otilia. 

Hoy en su día, con mucho agradecimiento solo me resta recordarla con aquella sonrisa que le caracterizó. A mi abuela y a ti, tía Tere, las tengo siempre muy presentes; ¡feliz cumpleaños tía Tere! ¡Por favor dale mis saludos a mi abue!

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